Se realizó un estudio al azar en 100 hogares de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) en el cual se tomaron muestras de temperaturas y de comida, esto con el fin de poder procesarlas en un laboratorio de Microbiología, para poder observar la presencia o inexistencia de bacterias. Esto lo realizamos por medio de cultivos y pruebas bioquímicas; en los resultados que obtuvimos se demostró la presencia de Salmonella (grupo de bacteria que ocupa el primer lugar en enfermedades por alimentos), la bacteria de Listeria (bacteria que puede reproducirse a temperaturas bajas) y un indicador de origen fecal: la bacteria Escherichia coli, en los refrigeradores.
Son dos situaciones las que propician esta actividad microbiana; la contaminación cruzada con las consecuencias del almacenamiento, saturación del refrigerador y la inadecuada refrigeración.
Por ello, se recomienda no mezclar los diferentes tipos de alimentos en las repisas de este aparato, guardar en bolsas de plástico tanto frutas como verduras en el cajón que se encuentra en la parte inferior del refrigerador, evitar escurrimientos; como los de carne cruda, ya que esta se encuentra muy contaminada y por último, utilizar recipientes limpios y con tapadera para guardar comida ya preparada, pues al tomar porciones, se exponen a distintas bacterias. Aquellos alimentos que se compran a granel, por ejemplo, quesos o jamón, solo deben permanecer una semana en refrigeración, estando protegidos con bolsas de plástico. Para el caso de los productos empacados, la sugerencia es que se sigan las instrucciones del proveedor.
No debe de haber presencia de estos organismos patógenos en el refrigerador, por lo cual, se invita a las personas a limpiar una vez a la semana este electrodoméstico, para ello se debe de utilizar una fibra y jabón, además de un germicida inocuo, que puede ser cloro o yodo, el cual no tiene que ser retirado.
Tener una buena higiene en el lugar donde se guardan los alimentos es importante para evitar enfermedades gastrointestinales.
